Sui Generis
Se reeditó la colección de Sui Generis, y la gente de Sony Music (el amigo Sergio Ponfil, director de marketing estratégico), tuvo la gentileza de obsequiarme un juego. La ventana principal de esta nueva reedición es que concentra todo en cinco títulos, en vez de los seis que había, reduciendo el “Adios Sui Generis III” y distribuyéndolo como bonus tracks en los dos “Adioses” que salieron originalmente. No es que fueran grandes temas (de hecho fueron descartados), pero un coleccionista siempre quiere tener todo. También por eso es bueno que en “Confesiones de invierno” figure “Alto en la torre”, uno de los temas que iba a figurar en “Ha sido”, aquel disco que no se concretó por la separación del duo.
Hay algo que me gusta particularmente y es el digi-pak, que no es más ni menos que el viejo cartón pero bien impreso. Es el mejor reemplazo para las odiosas cajitas de (¿cuál es el material?)... cajitas tradicionales, digamos, que siempre se rompen, se caen y hacen ruido. Además, la reedición tiene el buen tino de conservar lo más fielmente posible el arte original. Con esto se logra justicia histórica, al no deformar lo que fue, y complacer a los vejetes como yo que recuerdan el vinilo y no les gusta que le anden cambiando los recuerdos de lugar (el Alzheimer se encargará de eso).
Ejemplo: miro la foto de contraportada de “Vida”, donde está la cara de Nito y un Charlie (en esa época era Charlie) irreconocible, con sonrisa feliz, y es la que yo recuerdo. Bien ’70: esas terrazas de casas bajas, plagadas de antenas y cables. El frente, en cambio, ya no existe más: era un viejo baldío en la calle Medrano. Eso sí, el color es más clarito, pero pienso que es porque este disco es nuevo y porque el que yo tenía estaba muy gastado.
Pregunté si el sonido también se había remasterizado, y me dijeron que no hubo cambios desde la última edición, y la verdad es que no los necesita: parece haber quedado bien allí. A veces, el remasterizado deforma el sonido original en vez de mejorarlo, que es lo que debería hacer; los remasterizadores se creen artistas y agregan frecuencias que el autor no puso allí. Así que, quietitas las perillitas. Estoy probando con “Vida” y suena fantástico así. Es más: descubro cosas en las que antes no había reparado. ¿Será que hace mucho que no lo escucho? Igual, es un disco que en su tiempo, gasté a morir. ¿O será que los oídos mejoran con el tiempo? Difícil que el chacho chifle.
Creo que la percepción es lo que cambia: a uno comienzan a interesarle cosas que antes le pasan por arriba. “Caminaba por la calle mayooooor”. ¿La calle mayor? ¿La 9 de Julio? ¿Rivadavia? ¿O es que García lo imaginó en la época colonial a “Natalio Ruiz”? Estoy seguro que en mi adolescencia no me hacía estas preguntas porque estaba muy ocupado en responder otras, y sé perfectamente que este disco, y todo Sui Generis en realidad, me ayudó a contestarlas. Ahora, con la reedición a mano, estoy más libre como para ocuparme de otros detalles.
Imposible agregar frecuencias donde no las hay. O exageras (boosteas) lo que hay o las cortas, pero trabajas con lo que tenes, no podes agregar frecuencias en un proceso de mastering. Y si, esos discos necesitan un trabajo de mastering a full, y por que no de remezcla. Anda a saber que fue de los originales.
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